Es evidente que Miguel Zerolo se ha convertido en un mago de la política y del urbanismo, y no necesariamente por ese orden. Sabe tocar a la perfección todas las teclas, incluidas las bemoles, que dan sonido y color a ese solapamiento tan frecuente por el que incluso se puede llegar a estar imputado. Su órdago a la grande proponiendo a la oposición entrar en el gobierno municipal tiene varios objetivos, y ninguno de ellos cándido: resta poder al PP, al que ya amenaza con mandar a galeras; neutraliza a Nacho González, compadre en otras aventuras, y parte por la mitad al PSOE municipal. El concejal socialista Ramiro Cuende, al que ha ofrecido el área de Viviendas Municipales, ha sido amenazado por su partido con pasar a la condición de tránsfuga. Tendrá que elegir entre las consecuencias de esa amenaza o su despacho profesional de arquitecto, desde el que ha trabajado en proyectos como la remodelación de la Plaza de España bajo la faceta de colaborador local de Herzog, el despacho internacional de referencia para las grandes obras áticas.