Tertulianos de la categoría de Miguel Ángel Aguilar, Carlos Carnicero o Carlos Mendo han llegado a poner en duda en Hora 25, de la Cadena Ser, el papel desempeñado en esta crisis diplomática, humanitaria y política por la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias. Le han atribuido, sin más contraste que lo dicho por el entorno de Aminatou, haber sido la responsable de admitir a la activista en el aeropuerto de Guacimeta el día que fue rechazada por Marruecos desde el aeropuerto de El Aaiún. Cualquiera que consulte con Darias llega a la conclusión de que esas acusaciones son falsas: es imposible creer que un piloto de una compañía aérea telefonee desde la cabina del avión a la delegada del Gobierno para pedirle permiso para devolver a nadie al aeropuerto de partida. Seguramente ese comandante consultó con su compañía, donde le habrían informado de que la legalidad española e internacional le obligan a regresar con la persona víctima de ese abuso marroquí. Y así lo hizo tras confirmar que Haidar podía entrar en España con su tarjeta de residente, facilitada por el Gobierno español por motivos puramente humanitarios: para que pudiera acudir al hospital de La Paz a curarse de sus graves dolencias de espalda y digestivas.