Como si no hubiera sido suficiente el bochorno sufrido hasta la fecha, Soria vuelve a justificar la petición de millonarias indemnizaciones (500.000 euros a Carlos Sosa; 250.000 a Chavanel; 500.000 a las empresas periodísticas) empleando el obsceno criterio de que esa es la diferencia entre lo que ha cobrado como político desde 1995 y lo que pudo haber cobrado como técnico comercial del Estado de no haberse tenido que sacrificar por todos nosotros. La verdad es que nos llama la atención que la cantidad sea diferente en cada caso, y no siempre aplicando el IPC. Pero más nos llama la atención que diga que podría haber ganado todo ese dineral cuando el sueldo medio de un profesional de su categoría es inferior a lo que ganaba como presidente del Cabildo y a lo que gana ahora como vicepresidente del Gobierno. Él alega, fitetú, que ganaría un pastón si lo destinaran al Banco Mundial, pero ya advertimos que ese puesto es sólo para fueras de serie con una hoja de servicios intachable. Ejem.