La catarsis que ha puesto en marcha nuestro colega Atlánticocanarias.com es muy interesante, a la par que llamativa. Haber sido vehículo para una campaña de desprestigio de un político, que además era el presidente democráticamente elegido, no es un mérito del que sea bueno presumir en esta profesión. Eran tiempos, digámoslo también, en que ese periódico era casi desconocido, pero en todos los círculos políticos se tenían noticias de sus andanzas, que eran amplificadas por algunos corifeos posiblemente también partícipes de la misma campaña que ahora confiesa el diario. Si estas confesiones públicas son para la autodepuración, para dejar en evidencia a los socios que intentan manipular un medio hacia intereses bastardos, bienvenidas sean. Si, además, trata la nueva dirección de apostar firmemente por la libertad de expresión, por la información de calidad veraz y plural, aun a costa de los intereses de los que sólo la utilizan en su beneficio, mejor todavía. Pero si se trata de una vendetta o de un ardid publicitario, poco tardaremos en saberlo, y en tal caso, en publicarlo.