La tensión en ese departamento ha llegado a tal punto que hace unos días le fue impedido el paso al edificio de Usos Múltiples II, en Las Palmas de Gran Canaria, al jefe de servicio destituido, lo que además de un atentado a sus derechos como trabajador posiblemente signifique también un incumplimiento de derechos básicos de un ciudadano a entrar en un edificio público. Pero no conformes con esa orden tan extravagante, a los responsables de esa consejería no se les ha ocurrido otra cosa que cambiar la cerradura del despacho del funcionario, lo que podría acarrear consecuencias jurídicas muy interesantes. La política del menor en esta tierra no está destacando precisamente por ser la más eficiente, segura y humanitaria del mundo, como para que encima se produzcan estos desagradables incidentes en la Administración. Pero no es de extrañar. No se vayan.