Empezábamos estas croniquillas con una referencia al escozor que produce en el PP y en Asier Antona la pastoral dominical, en forma de post in the blog (a ver qué creían) de Paulino Rivero. Contra él dirigió su penúltima insidia José Manuel Soria este último fin de semana asegurando que no piensa meterle una moción de censura por mucho que algunos dirigentes de Coalición Canaria se lo hayan pedido (sic). Analicemos también esta nueva boutade del artista. En primer lugar den ustedes por hecho de que si hubiera o hubiese diputados suficientes (es decir, diez) que sumar a los 21 del PP para tumbar a Paulino Rivero, la censura ya estaría tramitada. Dos: por supuesto que hay dirigentes de CC, particularmente en Tenerife y en La Palma, que no quieren la continuidad de Paulino Rivero, pero con tres particularidades notables, que no todos ellos son parlamentarios, no son tantos como se dice y no todos los que son quieren cargárselo ahora, sino convencer a CC de que no repita en 2015. El descubrimiento es apoteósico, pero más lo sería si tanto Soria como Antona, que este domingo se ocupó de aventar la trola, ofrecieran a la ciudadanía los nombres y los apellidos de los nacionalistas que han tonteado con el PP. A ver si así encontramos coincidencias con lo que dice El Día cuando se refiere a nacionalistas auténticos. Como don Pepito, que cada día está más encantado con el nacionalismo del presidente del PP canario.