Desde que entraron los socialistas en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria empezaron los problemas de gestión de recogida de residuos, qué casualidad. Porque ya es casualidad que Clusa, la empresa de Camilo Álvarez que también presenta problemas en Mogán, Arona y Santa Lucía, empezara desde entonces a descuidar la encomienda, con contenedores rebosados, sucios y estropeados, desoyendo permanentemente las reclamaciones del Ayuntamiento. Peor fue a partir de que la concejala Inmaculada Medina empezara a redactar el pliego para adjudicar el servicio como mandan los cánones. La responsable del servicio quería quitarse de encima a Clusa, pero el convenio que le firmó Soria lo impedía. Así que el Ayuntamiento optó por agarrarse a una mejora que en 2005 había propuesto FCC cuando concursó a la limpieza de la ciudad: la recogida selectiva de papel/cartón y envases ligeros. Así que, con esa excusa, hace una semana que las cosas empiezan a funcionar y los vecinos a ver cómo los contenedores de colorines admiten más reciclaje. Pero faltaba que estallara el conflicto con el personal de Clusa, y tardó horas en estallar.