Hay una verdadera conmoción en la plantilla de trabajadores de El Día desde que se enteraron de que el propietario, director y editor, don José Rodríguez Ramírez, se había hecho con los servicios de un auditor muy agresivo. Se llama, el tal auditor, Pablo Zurita, y por lo que cuentan las crónicas históricas de Santa Cruz de Tenerife es nieto de don Víctor Zurita, el último propietario del diario La Tarde. Este ingeniero agrónomo es autor de dos libros de títulos muy interesantes a la par que elocuentes: Cómo encontrar trabajo y Ser empresario, lo que no tiene por qué coincidir ni en exposición, ni en nudo ni en desenlace. Y el desenlace que se cuece entre la plantilla de El Día es muy preocupante porque se temen que del drástico recorte de personal no se libren ni los que hasta ahora se consideraban intocables, desde la gente de Administración hasta la de rotativa. Con todo el dolor de su alma, don Pepito lleva semanas escuchando música demasiado vanguardista para sus oídos: que si imprimir en una rotativa sindicada, que si sacar un periódico de 36 páginas, que si montar una redacción multimedia de una docena de periodistas... Lo que le ha llevado a rememorar aquellas negociaciones con Asensio en el Mencey, cuando el fallecido propietario de Zeta le ofreció una auténtica millonada por el Faro de Nivaria.