Sin testigos. La periodista Luz Belinda Giraldo, despedida de la radio pública canaria “por no superar el periodo de prueba”, era una incomodidad para el régimen que tiene en esa emisora uno de sus instrumentos de manipulación y de protección del sistema. No la querían cerca de los lugares donde se ordena que al PSOE se les niegue el pan y la sal y al PP se le saque cada día bajo palio. A Giraldo le costó una bronca de su jefa de informativos, Teresa Cruz, haber tenido la terrible ocurrencia de preguntar por la ausencia de Ángel Llanos en la rueda de prensa de Cristina Tavío y Miguel Zerolo en la que se escenificó la reconciliación entre ATI y el PP en el Ayuntamiento de Santa Cruz. “Eso no es noticia”, le dijo a modo de toda explicación. Por cierto, aunque les parezca mentira, Willy García es funcionario público a los efectos del artículo 24.2 del Código Penal. Y ustedes se preguntarán a cuento de qué viene esta disquisición legalista. Pues ni más ni menos a que ha sido el señor García quien ha firmado la resolución del contrato de la periodista Luz Belinda Giraldo. A tenor de tal artículo y de fallarse como arbitrario e injusto el despido, entraría en liza el delito de moda, la prevaricación.