El hotel Auditorium de Madrid, de cuatro estrellas y con 870 habitaciones, donde se alojan estos días las familias de las víctimas del accidente de Spanair del pasado día 20, apenas ha variado su cotidiano trajín. No paran de entrar y salir clientes, unos relacionados con el accidente, otros con cualquier convención empresarial o comercial. Spanair ha ocupado una decena de salones, casi todos ellos con toponimia británica: el Bristol está dedicado a los afectados, y allí se celebran las reuniones multitudinarias y las misas. En el Manchester se localiza la oficina de Spanair; en el Birmingham, el servicio psicosocial; en el Liverpool, el sanitario... Los psicólogos atienden a los afectados en el Colonia, y los voluntarios se reunen en el Burdeos, los dos únicos salones que abandonan los nombres británicos. Pero, como la vida continúa, en el auditorio Príncipe Felipe, que preside el hotel, había este fin de semana una convención empresarial; en en Stuttgartt, una reunión de la pirámide de productos Amway, y en el Frankfurt, un panel informativo explicaba que “el éxito no es fruto de la casualidad”, en una sesión de Proxnet Millenium, Salud en Casa.