Lo mejor que tiene Bañolas es lo poco que sirve para sobrevivir en el politiqueo barato en que se ha convertido la vida pública canaria. No puede disimular una mentira mal dicha, ni la contrariedad que le genera una orden inmoral. Se le nota y miente fatal. Por eso es mejor preguntarle por un cateterismo y, de sopetón, por el verdadero papel que desempeñaba en la Consejería de Sanidad el tal Javier Artiles, si era el abogado que utilizaba Mercedes Roldós para preparar los pliegos de los concursos que no querían que fueran tocados por los funcionarios y para valorar las ofertas que presentaban las empresas a licitaciones que debían ir en una dirección y no en otra. Y hay que preguntárselo antes de que nada aparezca publicado, antes de que Ruano y los que protegen las trapisondas del PP dentro del Gobierno tengan tiempo para decirle lo que tiene que contestar. “Tú dí que fue por dinero”, le indicaron el día que tenía que anunciar que suspendía el concurso de la hemodiálisis. Y lo dijo, pero ya era tarde porque cuando lo asaltaron los periodistas tres o cuatro días antes ya había soltado que el auto judicial en el que se habla de cuatro presuntos delitos era lo que le faltaba para cargarse aquel concurso tan obsceno. Nos asaltan algunas dudas al respecto: a) ¿acaso el que ordena estas cosas a Bañolas cree que el consejero es estúpido?; b) ¿no lee la prensa ni escucha la radio?; c) ¿alguien pretende preparar el terreno para un recurso de Lifeblood y que la financiación no se pierda? d) ¿es una maniobra de despiste para acabar culpando de la suspensión del concurso a Zapatero?; e) ¿cuál será la próxima versión?