La última aportación a las reformas legales relacionadas con las elecciones la hizo este martes el editor de El Día, don José Rodríguez Ramírez, al que en las próximas jornadas veremos proponerse como alcalde alto, guapo y preparado para dirigir la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, “la Perla del Atlántico; la primera de Canarias”, como dejó escrito en su último editorial. Cree el ilustre editorialista que ninguno de los candidatos que se presentan reune las condiciones adecuadas para dirigir la ciudad, que está como está por culpa de los malditos socialistas, “que han impedido su crecimiento” con las denuncias por corrupción de todos conocidas. Propone don Pepito un alcalde con “altura política e intelectual suficientes” que “si tiene altura física, mejor”, pero que sea “alegre y divertido”. A ver, a ver por dónde va este hombre porque no nos lo podemos creer. Ninguno, a su juicio, presenta esas cualidades tan exigentes, lo que le ha llevado a proponer tímidamente “¿por qué los concejales que salgan electos no consensúan el nombramiento de un alcalde, de una persona -hombre o mujer- de la categoría que merece Santa Cruz aunque no esté en las candidaturas?” Como lo leen: que los concejales nombren alcalde a alguien que no se haya presentado a las elecciones, por ejemplo, a don José Rodríguez Ramírez, el único que puede en estos momentos dar la talla y parecerse a ese añorado García Sanabria. Y que no le toquen el Toscal sin consultarle, acababa el editorial. Lo mejor que tiene esto es lo malo que se está poniendo.