La primera conclusión a la que se llega fácilmente al analizar este penúltimo desbarre del promotor inmobiliario Jaime Cortezo es que Dios no lo llamó por los caminos de la prudencia y la mesura. Ni tampoco por los del acierto a la hora de acometer sus proyectos periodísticos y la elección de sus estrellas mediáticas. Primero fue en La Tribuna de Canarias, en compañía de afamados expertos en el urbanismo público (ejem). Luego, en CANARIAS AHORA, proyecto que abandonó por negarnos a hacer director de nuestra emisora a su Jiménez Losantos (la definición es suya, lo juramos). Y ahora, tras una millonaria inversión en Barrilete Broadcasting Corporation, se da cuenta de que la presión mediática no funciona para ejecutar los negocietes que él pretende. Porque así es, Cortezo quería una emisora y un comunicador sin escrúpulos que le ayudaran a sacar adelante varios de sus sueños, y uno es éste, el del islote del Francés, que vuelve a aparcar momentáneamente ante la flojera del alcalde de Arrecife, Cándido Reguera, que se creyó el rey del mambo cuando unos corruptos lo auparon a la poltrona. De hecho, su primera reunión con Cortezo y con el actual concejal de Urbanismo, Pedro de Armas, se celebró en Lanzarote incluso antes de tomar posesión del cargo. Luego vino aquella sucesión de anuncios arquitectónicos al más puro estilo Falcon Crest. Vamos a hacer un repasito, pues.