No es lo mismo un divorcio en cualquier partido de izquierdas que un divorcio en el PP, donde se permiten muchas licencias y alegrías para el cuerpo, pero siempre y cuando el licencioso respete el altar mayor. A ver si nos entendemos. Por eso debemos referirnos hoy a la separación matrimonial entre Larry Álvarez y Teresa Cruz, una decisión personal que, sin embargo, tiene su traslación política a la crisis abierta entre los dos primeros espadas del PP canario. Ha habido divorcios muy sonados en el PP, como los de Francisco Álvarez Cascos y Rodrigo Rato, y ambos tuvieron en su día consecuencias políticas de ámbito doméstico en el partido. Salvando las naturales distancias, aquí ha pasado algo similar.