Para que luego digan que el problema lo generamos los medios de comunicación, que en realidad a lo único que nos dedicamos, con mayor o menor fortuna, es a contar lo que pasa en esta tierra tan compleja y en ocasiones tan malamañada. La construcción de lo que se ha dado en llamar nacionalidad se tropieza con mucha frecuencia con la cabezonería de políticos y funcionarios. Y llamamos cabezonería a lo que, en realidad, podría definirse también como insularismo, fanatismo o papanatismo (táchese lo que no proceda en cada caso). La historia que traemos aquí hoy a colación tuvo como protagonista a un importante y prestigioso catedrático, jefe de departamento y autor de numerosas publicaciones, que precisamente ha concluido una en virtud de un convenio firmado entre la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la nacionalidad toda. Uno de los puntos del convenio contemplaba el número de ejemplares que debía quedarse cada una de las instituciones firmante. Y ahí se montó el Belén.