No hay ni un sólo dato de Luis Soria o de José Manuel Arnáiz en la denuncia que firmó en 2007 Francisco Benítez Cambreleng, probablemente porque el denunciante no tenía pruebas suficientes contra estos dos ex altos cargos de algunas operaciones en suelo portuario. Pero es cierto que en la conversación con Soria saltaron esos dos nombres y esos hechos, pero el vicepresidente del Gobierno cambió rápidamente de tercio para referirse a otros aspectos de la perreta conspirativa, la del papel de la Policía, de López Aguilar y de CANARIAS AHORA. Pero lo más grave de lo dicho por Soria lo recoge La Provincia: “Él [Soriacleto] se empeñó en recalcarme en todo momento que era el vicepresidente del Gobierno, pero yo le dije que me daba igual que fuera el vicepresidente o el Papa”. O sea, que nuestro vicepresidente sigue haciendo valer su autoridad para conseguir sus límpidos propósitos, ora forzar con sacacorchos y grabadoras ocultas confesiones de ciudadanos, ora conseguir que algunas firmas retiren su publicidad de CANARIAS AHORA. Todo un ejemplo de diligente servidor público, sí señor.