Todo apunta a que el Rock Coast Festival será un acontecimiento sonado. Ya está consiguiendo llamar la atención sin haber mostrado apenas su diseño ni el nombre de alguno de los artistas que conformará su cartel. La controversia sobre su presupuesto ya ha sido suficiente pistoletazo de salida que provocará sin duda todo tipo de especulaciones hasta ver si Mansito consigue atraer el suficiente público como para cubrir esa cuantía con la venta de entradas (entre 50 y 60 euros diarios o un bono de 120 por los tres días). Contar con el respaldo de las instituciones, sin que sepamos de momento en qué cuantía, parece ser aval suficiente para arrancar, y conviene no asesinar al promotor por el solo hecho de serlo, sino aplaudirlo por tener el coraje de enfrentarse a algo así en los tiempos que corren. En esta tierra somos bastante miserables con los que tienen ideas, las emprenden y las desarrollan con profesionalidad y éxito. Miren para el Womad de Las Palmas de Gran Canaria, cuya edición más cara costó 720.000 euros a las arcas públicas, y era de entrada gratis para los ciudadanos. Las acusaciones contra su promotora fueron y siguen siendo repugnantes por pura envidia y resquemores estúpidos. También el Rock Coast pretende ser atractivo promocional, esperemos que tenga éxito en todos los sentidos.