Este jueves se escenificará en el Ayuntamiento de La Laguna un episodio que quizás pueda marcar lo que resta de mandato. La concejala Candelaria Marrero, integrada en 2011 en la lista de XTenerife dentro del tercio correspondiente a Los Verdes, luego integrados en Equo, oficializará su marcha de ese grupo político para instalarse en la más absoluta soledad. Será Equo quien registre un escrito informando al Ayuntamiento que su concejala queda separada de su disciplina por motivos no aclarados del todo pero que parecen tener mucho que ver con su inacción (no ha presentado ni una sola iniciativa propia estos dos años y medio) y su escasa capacidad política. Marrero, que ya ha presentado su correspondiente escrito de renuncia, ha pedido al alcalde lagunero, Fernando Clavijo, que haga el favor de no mandarla a galeras, que le permita disfrutar de las ventajas que tenía como miembro de un grupo municipal, a pesar de que el reglamento expresa claramente que para tales beneficios es necesario al menos estar integrada en un equipo de al menos tres concejales. La concejala quiere tener derecho a portavocía propia, a permanecer en las comisiones como representante de sí misma y a las asignaciones económicas y de personal de apoyo que le son propios a los grupos municipales. La petición tiene su enjundia porque será potestad del alcalde mimar a esta concejala para que, de buenas a primeras, se convierta en el voto número catorce que le hace falta a Coalición Canaria para disfrutar de su mayoría absoluta, en estos momentos alcanzada de manera holgada gracias a los concejales socialistas al mando de Javier Abreu. En constatación de su bisoñez política, la concejala que ya no es verde incluyó en su escrito de renuncia el verbo abandonar, lo que indica a las claras que es voluntad propia suya y uno una imposición de su grupo XTenerife, formado también por Santiago Pérez e Ignacio Viciana, la de mandarse a mudar. Esa postura teóricamente habría de despojarla de cualquier derecho distinto a los que disfruta el Grupo Mixto, formado en estos momentos por Sí Se Puede. Así que, en rigor, debiera compartir con el concejal de esa formación portavocía y medios para ejercer su labor. Los rumores de que Clavijo la abducirá para sus intereses se han disparado, y de confirmarse, conduciría a la oposición a recordar al señor alcalde que en tres ocasiones lo dejaron irse de rositas ante los problemas internos que padeció en su grupo nacionalista: cuando una concejala fue detenida conduciendo en estado de embriaguez o cuando otros dos tuvieron que poner pies en polvorosa por una dudosa gestión de los dineros públicos. El que tiene la situación más delicada es el PSOE, cuyo valor como socio necesario puede correr serio peligro.