Ninguna empresa lo debe tener más complicado por haber sido asesorada en el pasado por Carmelo Padrón porque, con la misma argumentación, las empresas que no fueron asesoradas por el director general de Urbanismo y ahora no lo tengan menos complicado, no podrán nunca contar en un futuro con su asesoramiento. Extrapolando tal doctrina a otros profesionales, el promotor, al pedir asesoramiento, no puede tener el prejuicio de evitar a profesionales que mañana puedan pasar a ser responsables políticos y por ello se lo pongan más complicado. Existe la abstención de la que habla Padrón para impedir ese juego de apariencias que le quitan transparencia a la cosa. El mercado necesita transparencia y competencia. Carmelo Padrón puede ofrecer ambas cosas, que no se haga la gaita un lío con tantas historietas decadentes de la mujer del César.