En el Sur de Gran Canaria, donde habita el viejo fantasma de la corrupción y de la creencia de que siempre la fuerza de lo privado ha podido con los intereses públicos, se desarrolla un pequeño drama. Veamos los antecedentes. Cuando la urbanización del Campo Internacional de Maspalomas se sucedieron una serie de convenios y acuerdos que precisan una lectura muy generosa y justificativa por el tiempo transcurrido para que el expediente no se dote de patitas y empiece él solito a caminar en dirección al señor Jiménez Villarejo. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana recibió por entonces más o menos 120 millones de pesetas del año 1987 lo que significa que con cálculos de hoy la cosa se acercaría a 3.000 o 4.000 millones. El proyecto de compensación está anulado por el Tribunal Supremo y debe retomarlo el Ayuntamiento cuando sólo quedan dos parcelas libres y todo depende de las relaciones de la familia Condal y de sus primos. Buen expediente, ¿verdad?