Pero aparte de la contaminación ática, las primarias socialistas con las que nos amenazan tienen también su componente claramente orgánica. A Santiago Pérez y a los que con él comparten muchos criterios, les irrita que desde la dirección regional se hable de la crisis del PSOE tinerfeño, de la a todas luces evidente ruptura que existe en esa formación, acrecentada tras la última reunión del Comité Insular. Pero sostienen que no se trata de otra cosa sino de la misma dicotomía entre partidarios de la resignación canaria, del dolce far niente con la omnipresente ATI, frente a los que, como Pérez, propician la guerra sin cuartel al adversario, la negociación desde los resultados electorales que ellos vaticinan exitosos. También hay posos de viejo resentimiento orgánico, de rencillas personales que pueden haber tenido que ver incluso con la denuncia del pelotazo de Las Teresitas, del descubrimiento de que no todo es trigo limpio entre los alcaldes socialistas tinerfeños... y la inevitable conformación de bandos que día tras día se refocilan recopilando diferencias para alejarse mejor.