Tantas vueltas que se han dado con los cursos de formación del Instituto Canario de Formación y Empleo por un quítame allá esos miles de millones y otros defectillos de forma, que nadie había caído en lo más evidente: la necesidad de un curso que prepare a futuribles directores de la cosa. Así, se ahorrarían los trabajadores el tener que escuchar a Juliana García, la nueva responsable afirmar por los rincones en plan disculpa que ella no sabe nada del tema para el que ha sido fichada. Las mentes menos aviesas ven en esa inicial (de momento) inseguridad, la petición de un plazo para poder ir empapándose de lo que se cuece. Otros más prácticos opinan que saltar de un puesto de auxiliar administrativo en una entidad bancaria a algo tan serio y problemático como el Icfem es un trauma en el que queda poco margen para la terapia.