Dice Ricardo Melchior, presidente del Cabildo de Tenerife, que la mejor promesa que le hizo Zapatero durante su reciente visita a la isla para comprobar los efectos del incendio de estos días es detener a los pirómanos que lo provocaron. Todo el mundo sabe quiénes son, un padre y sus dos hijos, habitantes del pago de Los Campeches, que traen a los vigilantes forestales por la calle de la amargura desde hace quince años. Se les atribuyen muchos de los conatos que se detectan cada mes, que la cosa es grave. Pero hay que cogerlos con las manos en la mecha para poderles acusar de algo. Zapatero le dijo al presidente del Cabildo que no se preocupara, que le va a mandar para acá a una brigada policial especializada en este tipo de cafres, una brigada que solamente en Galicia ya ha logrado identificar y poner a disposición judicial a quince elementos de este tipo.