Nos interpretaron erróneamente algunos lectores cuando decíamos ayer que la segunda denuncia en poder de la Fiscalía Anticorrupción sobre el concurso eólico de los hermanos Soria era caza menor. Es grave, bastante grave, y lo dijimos. Analizadas las pruebas, cuya primera entrega les ofrecemos hoy, se descubre fácilmente que -de ser válidas- demuestran que ha habido un tráfico de información privilegiada desde esa consejería hacia una empresa que está muy vinculada a José Miguel Suárez Gil. Cuando decíamos “caza menor” nos referíamos concretamente a esa empresa y al director general de Industria, Celso Perdomo, que aparece citado en la denuncia y desde cuya cuenta de correo electrónico se emitieron esas informaciones privilegiadas. O al menos supuestamente, como figura en la denuncia. Se le supone la presunción de inocencia a Perdomo, pero lo cierto, como la hierba y Atila, es que el trasiego se produjo.