El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Soria se queda sin púlpito
Soria no tendrá púlpito. Al menos el púlpito de una iglesia consagrada al culto. El cura de la basílica de San Juan de Telde no ha permitido que en su templo se celebre el pregón de las fiestas patronales de la ciudad por muchas cosas, pero la que ha trascendido es de libro: no se puede impedir el acceso a nadie y el Ayuntamiento pretendía que solo pudieran entrar personas con invitación. Todo parecía previsto para este miércoles, aunque inicialmente y para despistar se divulgaran otras fechas, las del jueves y el viernes. Soria debía estar ahí a las 20.30 para leer el pregón de las fiestas de su ciudad natal, pero va a tener que conformarse con la pequeña ermita de San Pedro Mártir, sacralizada, con mucho menor aforo pero, sobre todo, con más seguridad y escaso espacio en el exterior para que se puedan manifestar las personas que se han convocado a través de las redes sociales bajo el lema “Si Soria no nos escucha, tampoco dejemos que se escuche su pregón”. La Policía está alertada desde hace tiempo, y durante los últimos días se han podido ver responsables y agentes de ese cuerpo inspeccionando la basílica y la plaza para encontrar los puntos débiles de la seguridad requerida para un ministro del reino. La cosa es seria, y por tratarse de quien se trata, el pasado día 6 pudo verse en el Ayuntamiento al comisario provincial en funciones, Juan Luis Regalado, y al inspector jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana, Benavente. Y no iban a practicar ninguna detención, por mucho que en el grupo de gobierno y en la escala alta del funcionariado haya unos cuantos imputados por corrupción. Iban a coordinar el dispositivo de seguridad de su excelencia.
Dos horas antes para rezar
Aunque el Ayuntamiento guardó en secreto los pormenores del pregón hasta este mismo lunes, cuando ya anunció oficialmente que sería en la ermita y no en la basílica, desde hace más de una semana se sabía que el pregonero sería Soria y que el lugar elegido era la iglesia de San Juan. De hecho, así se lo comunicaron en su momento de manera informal al párroco, José María Cabrera, y este comentó en círculos muy cercanos su incomodidad con la medida. Hacía tiempo ya que se había sacado del ámbito sacro ese acto social, y su regreso a las paredes del templo le parecía bastante inoportuno. La visita por aquellas fechas a la basílica del jefe de protocolo de Soria, Ángel García, terminó por confirmar las sospechas. Fue entonces cuando se dispararon en las redes sociales algunas convocatorias, unas más pintorescas que otras, que en el fondo tenían el mismo objetivo: boicotear el acto con una cacerolada para hacerle ver a Soria el rechazo que provoca en gran parte de la ciudadanía. La evidencia de que se exigiría invitación para entrar no era obstáculo, óbice o valladar para los convocantes: nada, vamos un par de horas antes y nos sentamos en los bancos a rezar/meditar por el futuro ambiental de Canarias, y a ver quién es el guapo que nos echa de un templo católico. La cosa se ponía relajienta mientras el PP mantenía el asunto en el máximo secreto, de hecho no comunicó nada a sus socios de Coalición Canaria, que aseguran haberse enterado por la prensa. Pero el cura se rebeló tras enterarse de que las restricciones de seguridad iban a resolverse mediante la exigencia de invitación, algo imposible en un templo de culto. Aunque el hombre ha sido prudente y ha dicho públicamente que a él nadie le había comunicado nada del acto, lo cierto es que lo sabía y algunos de sus colegas han dado por cierta su negativa. Habría que remontarse a los tiempos de Pildain para encontrar un hecho similar, el cierre de un templo a una autoridad política. La leyenda, que no la realidad, dice que el obispo vasco impidió el acceso a la catedral de Santa Ana a Franco, incluso el uso del palio. Pero lo cierto es que todo se debió a su cabreo por que se incluyera en los fastos un baile en el Gabinete Literario. Relájense los republicanos, que ese obispo no es su bandera.
De Antonio Cerpa a Soria
Desde que Coalición Canaria perdió en beneficio del PP la concejalía de Fiestas de Telde, la cosa ha experimentado un giro espectacular. De entrada, el partido de la señora alcaldesa ha puesto al frente de ese departamento a un concejal sobre el que pesan algunas sospechas de autocontratación en favor de su empresa de ocio y entretenimiento. Nada especialmente anormal en un Ayuntamiento a cuyo frente se mantiene una imputada múltiple, una de las detenidas en la primera redada de la operación Faycan que acaba de acumular su tercera imputación por el caso La Mareta. La corrupción resbala a algunas autoridades municipales, como les resbaló el durísimo pregón contra ese cáncer que carcome las instituciones que pronunció el año pasado en la Casa de la Condesa Antonio Cerpa. Los colores se iban y se venían a los rostros de los concejales peperos allí presentes. No volverá a ocurrir, debió conjurarse el PP, que se hizo cargo de la concejalía y se ha ocupado de que los ecos del pregón contra la corrupción los tape precisamente el rey del mambo. Ya saben, el miércoles, a las 20.30, en la ermita de San Pedro Mártir. Se exige invitación. Se impedirá el paso a la zona de antisistemas. Vayan de negro.
Las cosas de Pepe Segura vuelven a cabrear
No podían ser más inoportunas las últimas palabras públicas del histórico socialista José Segura Clavell, ex alcalde La Laguna, ex presidente del Cabildo de Tenerife, ex senador del Reino, ex delegado del Gobierno en Canarias, y hoy diputado nacional. Sus lisonjas a Fernando Clavijo, al que ha calificado de “magnífico alcalde” de La Laguna y “gran persona, con una dimensión humana colosal” (La Opinión de Tenerife, domingo 8 de junio de 2014) han caído como una patada en el bajo vientre de muchos dirigentes socialistas canarios. Creen que una vez más ha sido convenientemente utilizado por los hábiles estrategas de Coalición Canaria para que rellene con sus palabras la libreta de la próxima campaña electoral que habrá de servir para enfrentarla a cualquier candidato socialista que quiera disputar la alcaldía de La Laguna. Para alcalde magnífico el nuestro, que hasta los suyos de usted lo dicen, le espetarán entre pecho y espalda a la primera de cambio. El contexto, claro, vayamos al contexto. Dice la periodista Laura Docampo en su crónica dominical que el incorregible Pepe Segura lanzó ese panegírico sobre Clavijo durante la intervención del alcalde la semana pasada en un foro empresarial en el hotel Ritz de Madrid, que le cedieron el micrófono sin que lo pidiera, quizás a sabiendas de que se desparramaría. Y claro que se desparramó, para goce y disfrute de Ana Oramas, que ejerció de presentadora de su sucesor, y del propio sucesor. Ya lanzado en ese arte de la oratoria que tanto cultiva, el diputado socialista relató la relación personal que le une a Clavijo, a cuyo padre conoció, y cuyos hijos se formaron desde chicos con el enaltecido. No paraban los piropos.
“No soy el ángel exterminador”
Pasados los días, apaciguado el fragor discursivo, Segura se explicaba ante la misma periodista: “Soy un señor de pies a cabeza; no pertenezco al gremio de los histriónicos en la actividad política”. Una excusa que a muchos de sus correligionarios recordó aquellas palabras que pronunció al ser cuestionado en su día por el escándalo de Las Teresitas: “No soy el ángel exterminador”, en clara referencia a sus compañeros de partido que se partieron la cara para denunciar aquel escándalo, con las consecuentes expiaciones ante la oligarquía tinerfeña, que años después todavía sigue pidiendo que rueden cabezas por semejante atrevimiento. Verbigracia, José Ángel [Exterminador] Martín, primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife, cuya dimisión es reclamada permanentemente por las huestes de Fernando Clavijo para lavar el mancillado honor de Miguel Zerolo. Manda trillos. Pero volvamos a las alabanzas. Sostiene Segura que el alcalde de La Laguna “lo está haciendo muy bien” al frente de la ciudad, lo que seguramente habrá llenado de orgullo y satisfacción al líder socialista local, Javier Abreu, que precisamente desaconsejó al intrépido orador que acudiera a aquel acto del Ritz porque se temía lo peor. Y lo peor fue verlo allí, junto a la plana mayor de ATI y junto a José Manuel Soria, que tuvo la delicadeza de presenciar los 21 minutos, 21, que duró la exposición de Clavijo sobre la ciudad que dirige, y que se escabulló antes de los 26 minutos de preguntas, incluida la perorata de Pepe Segura. Soria se perdió, por lo tanto, la valoración que hizo el ex senador socialista sobre el discurso de Clavijo: “Me ha satisfecho mucho su capacidad de respuesta. Ha sido creativa, de nivel. En fin, la talla y la sensatez de todos los planteamientos del alcalde”, remachó.
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