La sentencia es recurrible, y suponemos que en el recurso de la Autoridad Portuaria se recordarán algunos hitos decisivos en la tramitación de este concurso ilegal de la Gran Marina (que en paz descanse). Por ejemplo, es muy importante recordar que en septiembre de 2004, a poco de convocarse a los llamados arquitectos estrella, el Colegio de Arquitectos de Canarias, Demarcación Gran Canaria, mandó una atenta carta a los seis avisándoles del terreno en el que se metían y del recurso interpuesto por ese colectivo. La carta se repitió en noviembre, y poco después fue el Ministerio de Fomento el que avisó en los mismos términos a los miembros del jurado. Como quien oye llover, porque el jurado falló y los arquitectos siguieron adelante sin decir ni pío. Bueno, sólo Rafael Moneo contestó a sus colegas canarios explicando que le atraía mucho el objeto del concurso y que asumía el riesgo. Y tal.