Las energías del funcionariado, llamado a ser clave en el gobierno socialista estan en la nevera por exceso de politización y abandono de los principios de mérito y capacidad,y porque la mejor manera de anular a un buen funcionario es ponerle de jefe a un director general menos capaz y nombrado a instancias de la agrupación local situada enfrente y a tiro de piedra. En el escenario de proa al marisco solo queda el consuelo de disponer de un capitán que sigue teniendo crédito y liderazgo ciudadano a expensas de conocer si el alcalde es el problema o la solución.Tiene que ser la solucíon porque la ciudad no se merece otra cosa despues de tanto sufrimiento