La incertidumbre venía porque otra suma de concejales era posible. Si Ángel Llanos se crecía y quería, podía mandar a Zerolo a la oposición pactando con el PSOE, dando la alcaldía a Gloria Rivero. Si la presión de Cristina Tavío para impedir que el pibe de Ofra le moviera la silla del PP tinerfeño hacía irrespirable el pacto, Llanos podía sentirse motivado a dar ese paso. Para ello se hacía necesario que Ciudadanos de Santa Cruz entrase en ese hipotético gobierno de Gloria Rivero. Ya se podrán imaginar entonces los temblores que esta posibilidad supuso desde el mismo día de las elecciones para los querellados de Las Teresitas. Con el PSOE al frente de la Corporación, el asunto enfilaría la senda del esclarecimiento total, con los expedientes brotando a borbotones hacia un destino fatal y haciendo definitivamente inviable el negocio. Ese movimiento de Llanos contando con Guillermo Guigou para pactar con el PSOE y poner de alcaldesa a Gloria Rivero, constituía, ciertamente, un serio riesgo para el futuro personal, económico y político de personajes como Miguel Zerolo o Antonio Plasencia.