La declaración de interés general de Anfi Tauro tuvo muchos protagonistas. Desde el Cabildo de Gran Canaria desempeñó un papel fundamental ¡y meteórico! el hoy alcalde de la capital, Juan José Cardona, presidente por aquel entonces del Patronato de Turismo, cuyo informe era preceptivo y vinculante para que caminara la propuesta. Lo tramitó todo en nueve días, repetimos, nueve días. Tras aquel mandato en el Cabildo (2003-2007), Cardona decidió que lo mejor era un periodo de descompresión, dedicarse a la iniciativa privada y alejarse del torbellino que generaba Soria por donde pasaba. ¿Y dónde recaló el diligente tramitador de la declaración de interés general de Anfi Tauro? Pues sí, en la dirección general del grupo Hermanos Santana Cazorla, el beneficiario de su diligencia. De la eficacia y el desempeño en ese puesto nos abstenemos de hacer comentarios porque allá cada empresario con lo que hace con su estaf directivo. En lo público, que es lo que nos concierne, a Cardona cabe atribuírsele hazañas éticas de gran calado durante su primera etapa como político, entre ellas la famosa operación de las torres del Canódromo, o el cambio de uso de la parcela de la calle Pavía, propiedad de la familia de su mujer. Con esos antecedentes tan elocuentes, el hoy alcalde se presentó este lunes ante un selecto grupo de autoridades a firmar la constitución del Instituto Euroafricano para la Gobernanza, que tiene como objetivo principal, atención, “compartir buenas prácticas para la gobernanza y exportarlas a los países de África, además de promover la internacionalización de la economía”. Firmaron junto a Cardona tan solemne constitución y tan altas pretensiones nada menos que el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el presidente de la Fundación de esa institución, el director de Casa África y el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. En Guinea Ecuatorial todavía se están descojonando. Esperan la primera lección magistral de nuestro alcalde.