El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un Goia y dos patrullas 1.700
Una de las obsesiones más primitivas de los gobernantes de la derecha es la de la seguridad, que tratan de apaciguar siempre con la aplicación de medidas coercitivas y represivas y, por tanto, policiales, y nunca con métodos más suaves y formativos. Esos uniformes negros con botas de asalto, pasamontañas y cara de malas pulgas pone mucho, debe ser, y hasta es posible que influya en acojonar al ciudadano hasta persuadirle más que un guindilla de toda la vida. En los sucesos del pasado sábado intervino una patrulla de los Goia, esa fuerza de elite (ejem) de la Policía Local que va equilibrando de manera preocupante sus éxitos con sus pifias. Y, para que no faltara de nada, al disparate se unieron dos patrullas, digamos que normales, pero formadas por agentes de última generación a los que identificaremos a partir de ahora como los 1.700, atendiendo al número de placa identificativa a partir de la cual se incorporaron a la disciplina de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria.
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