Como adelantábamos ayer, este miércoles no se verá en el pleno del Parlamento la proposición no de ley (PNL) del PSOE para recusar al vicepresidente del Gobierno. La iniciativa socialista tuvo entrada en la mesa de la Cámara con dos horas y veintiún minutos de retraso el pasado día 6, lo que impidió que se tratara en ese órgano parlamentario al día siguiente. Pero como curiosa particularidad, el documento apareció acompañado de un informe de los servicios jurídicos de la cámara desautorizando la fórmula de la PNL y, asiéndose también a la doctrina del Consejo Consultivo de 1995, recomendando su tramitación como interpelación. La cosa tiene su enjundia, no se vayan a creer, porque la PNL permite un debate político de más calado entre todas las fuerzas presentes, con la intervención del Gobierno cada vez que lo considere oportuno, mientras que la interpelación da menos juego parlamentario y se ceñiría a un toma y daca entre el portavoz proponente y el recusado. Nadie ha querido cambiar el reglamento desde que el Consultivo llamó la atención sobre estas estrecheces reglamentarias.