Y si la masonería ni ha entendido ni entiende de escaramuzas temporales, mucho menos parece querer entender la gastronomía, quizá porque los olores y los sabores saltan alambradas y fronteras y llegan a la crujía. El Hotel Escuela de Santa Brígida, para que no haya dudas, ha programado para los próximos días unas jornadas de gastronomía marroquí en colaboración con el Centro Profesional de Turismo y de Hostelería de Tourga (Rabat). Ya sabemos que los fundamentalistas de aquí estarían dispuestos a poner el grito en el cielo por el afán del hotel de colaborar con competidores turísticos, pero habrá a cambio quienes saquen a relucir lo de la cooperación para el desarrollo. Y dejamos a la Armada en otros menesteres.