No debe tener ni pajolera idea el director general de la Radiotelevisión Canaria, Daniel Cerdán, de lo que es un consejo de administración de una empresa pública. Lo confunde con una sesión bananera de cualquier asamblea de vecinos, donde vale hasta tirarle sillas al del 3ºB. Bueno, lo confunde él como lo confunden Larry Álvarez y Marcos Brito, el primero con algo de clase, el segundo como el cacho de carne que siempre ha sido. La sesión de este lunes fue un delirio, con un director general batiéndose en retirada sin poder explicarlo porque, por no saber, no supo ni colocar el asunto en el orden del día correspondiente, que no era el de ayer. Y, de remate, negándose a facilitar a los consejeros de la empresa, a los que estatutariamente se debe, un documento del Gobierno que les atañe directamente. Dice que lo llevará a una próxima reunión adosado a un informe de los servicios jurídicos del mismo Gobierno que se ha pasado por el arco del triunfo las prerrogativas del órgano gestor de la tele canaria. Un disparate más para el memorial.