Teresa Cruz es una mujer sin reparos. O al menos no los ha tenido nunca para compatibilizar su vida profesional con su militancia política y la de su entorno personal. Hasta ahora no ha renunciado a ejercer de corresponsal del periódico El Mundo, puesto que ha simultaneado con los cargos públicos de jefa de gabinete del presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, directora de comunicación del teatro Pérez Galdós, jefa de prensa de la consejera de Sanidad, y ahora, como directora de informativos de la radio pública canaria. Desde luego, no estamos ante una ilegalidad, y vaya por delante que respetamos el derecho de cada cual a restregarse con el jabón que quiera, pero no nos queremos ni imaginar si este ramillete de incompatibilidades éticas con lo público tuviera como protagonista, por ejemplo, al jefe de informativos de Radio Nacional. O a algún periodista desafecto al PP de Soria.