Dicen en la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias que los correos electrónicos de sus altos cargos pidiendo una aplicación laxa y chiripitifláutica de la legalidad y una orientación muy concreta de los informes técnicos eran, en realidad, comentarios “informales”. A la par que elegantes, añadimos nosotros para contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a quitar hierro a un asunto feo, feo, feo. El consejero del ramo, Jorge Rodríguez, uno de los destinatarios de esos mismos correos que el sindicato Sepca ha movido urbi et orbi, ha decidido no expedientar a nadie ni pedir a su viceconsejero o su director general que cambien de profesión ante la evidente falta de respeto que tienen por el ordenamiento jurídico. A cambio, ese departamento autonómico ha iniciado una muy sutil (y probablemente también informal) caza de brujas a ver si por casualidad da con el autor del chivatazo. Deseamos mucha suerte a los inquisidores.