El señor gerente del Materno está molesto porque no se le avisó en tiempo y forma de la visita de Rodríguez Zapatero al centro hospitalario. Lo que no sabemos es si ese malestar responde a que hubiera deseado saberlo a tiempo para poner una alfombra roja y unos canapés, o si en realidad tiene instrucciones de impedir la entrada a cualquier político socialista que pueda aprovecharse de los grandes esfuerzos que hace cada día la consejera de Sanidad, Mercedes Roldós, para potenciar la sanidad pública frente a los zarpazos que le quiere dar el PSOE con sus depravadas políticas privatizadoras. Porque la visita de Zapatero fue la de una persona que acude a visitar a un matrimonio amigo que acaba celebra paternidad y maternidad. Cierto que iba acompañado de tres escoltas, pero es falso que se rodeara el edificio con fuerzas policiales o que produjera la menor perturbación en el funcionamiento del centro, cosa que quizás sí se hubiera producido si se comunica la visita y a alguien se le ocurre montar un numerito.