Pero lo que ha terminado de exacerbar al vecino firguense en cuestión es que, mientras él espera a que Soria le reciba para contarle lo que considera tropelías del alcalde de Firgas -que el presidente del Cabildo conoce desde hace un año, según el denunciante- el Ayuntamiento se gasta la cara de organizar para principios de octubre unas estupendas y lustrosas jornadas sobre patrimonio y medio ambiente. La concejala de Patrimonio, que vive a cincuenta metros de la polémica casa derruída y luego convertida en funcionales pareados, dijo entonces que no se había dado cuenta de la ruina y demolición del inmueble, lo que sin duda le refuerza aún más como responsable de esa materia en la villa.