Suponemos que en la decisión de utilizar nombres de poetisas para los aviones debe haber influido el jefe del Gabinete de la ministra, el por aquí muy conocido José María Noguerol, consumado poeta y amante de todas las artes, incluida la política. Los nombres tienen su intencionalidad, porque al avión que opera con base en Galicia se le ha bautizado con el de Rosalía de Castro; al que tiene como base valencia, Isabel de Villena, y a la que vigila los mares de Canarias se le ha bautizado con el nombre de Josefina de la Torre. Por cierto, impagable el cometido de estos tres aparatos, Casa Nurtanio 235, que han conseguido algos niveles de eficacia al detectar y perseguir los vertidos por limpieza de sentinas que algunos capitanes irresponsables realizan en alta mar en la errónea creencia de que España sigue sin vigilar sus aguas territoriales.