“Abogada socialista”. Con esos términos se han referido los más aguerridos dirigentes del PP de Madrid a la juez sustituta que ha actuado de ponente en el auto por el que se ha ordenado reabrir la causa contra los asesores de Esperanza Aguirre y Francisco Granados que supuestamente emplearon medios públicos para espiar al vicealcalde de Madrid y al ex consejero de Justicia e Interior de esa comunidad. Descalifica el PP a la juez porque se apellida Almeida y es hermana de la ex dirigente de Izquierda Unida y luego del PSOE Cristina Almeida, separada hace tiempo de la política, actividad a la que jamás ha estado vinculada Mari Luz Almeida. Hace ya mucho tiempo que el PP no se detiene en consideraciones a la hora de atacar personalmente a los jueces que no le son propicios, es decir, los que no actúan en el sentido de tapar cualquier actuación que tenga que ver con las trapisondas, la corrupción y la indecencia. Hay otros nombres que a nadie se le escapan, como el de Juan del Olmo, el juez que instruyó los atentados del 11-M; Baltasar Garzón, que inició la investigación de la trama de Gürtell, o Victoria Rosell, que en estos momentos tiene abiertas diligencias por el concurso de la hemodiálisis, el llamado caso Lifeblood. Con la boca chica dicen que respetan y acatan las resoluciones judiciales que no les gustan y a voz en grito atacan en lo personal a quienes las formulan.