Porque puestos a elegir juez como se elige médico, casi estamos por quedarnos con los de Valencia, y dentro de este grupo, con los de más acendrada extracción conservadora. Nos gusta Juan Luis de la Rúa, presidente del TSJ de Valencia, que es capaz de mantenerse firme en su amistad y participar de la Sala que perdonó vergonzosamente a Camps de sus devaneos textiles. Nos gusta Fernando de Rosa, que pasó de consejero de Justicia de esa Comunidad a ser uno de los vicepresidentes del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP, puesto que ya ocupaba cuando sostuvo al menos una reunión privada (¿o fue secreta?) con Camps y sus colaboradores a poco de estallar la implicación del honorable president en el caso Gürtel. Pero más de actualidad parece estar el juez Eloy Velasco, de Instrucción Central 5, Audiencia Nacional, que permitió por error que una etarra quedara en libertad y se fugara a continuación. Velasco fue director General de Justicia de la Generalitat entre 1995 y 2003, lo que significa que algo tuvo que saber de la precariedad del juzgado que no termina de investigar a ese ejemplo de la libertad y la igualdad ante la ley que es Carlos Fabra. Anda, también del PP.