Dicen desde la oposición en el Cabildo que Rosa Rodríguez ha sacado estos datos a paseo para intentar contrarrestar la batería de iniciativas que le están presentando para poner en evidencia las cuentas de la institución para 2012, primeras de la era bravista. Acuciada por eso o simplemente por las ganas de hacer de oposición de la oposición, la consejera de Hacienda no se ha detenido un minuto a pensar que quizás haya revelado datos confidenciales de los pacientes, sus intimidades bucales u ópticas, y con ellas, las de todos sus familiares. Entre otros, ha dejado en una situación altamente embarazosa a Larry Álvarez y a José Miguel Álamo, actuales consejeros del PP, que se beneficiaron de esas mismas ayudas aun siendo representantes de la oposición en el periodo digno de estudio. Es más, a Álvarez en concreto lo deja en peor posición política si cabe, porque la Corporación repuso estas ayudas médico-farmacéuticas en las bases de ejecución de los presupuestos de 2008, aquellos ante los que el actual titular de Cultura se abstuvo para inconmensurable cabreo y condena al destierro y el oprobio dictada por su excelencia José Manuel Soria, sin que el afectado se haya recuperado aún del todo. Fue precisamente el PP quien reclamó la vuelta del privilegio y es ahora el PP quien lo denuncia. Nada de todo eso, sin embargo, justifica esos gastos, que se mantienen desde la antigüedad y que, dicho sea a requerimiento de dar al César lo que le corresponde, eliminó Soria de los presupuestos los cuatro años que fue presidente.