Fue memorable, como les decíamos, la entrevista que este domingo publicó La Provincia con Larry Álvarez a tumba abierta. Es la primera vez desde que lo conocemos, aunque sea de vista, que nos encontramos con este hombre a la defensiva, desde la primera hasta la última pregunta, incluso cuando justifica la bandera soriana en su patriotismo españolista (“el país que quiero y por el que daría mi vida”) y olé. Se sacude la corrupción como puede y se estrella una y otra vez con la incontestable realidad de que también en la aplicación de la doctrina del partido, hay clases y clases. Pero lo más llamativo desde el punto de vista de la profesión periodística es que, por primera vez, alguien le pregunta directamente a este pedazo de estadista por las purgas que siempre quiso hacer. “Ustedes eran conocidos en aquella época [Soria de alcalde] por su tendencia a cortar cabezas de periodistas. ¿Aprendió algo con el tiempo?”, le preguntó Teresa Cárdenes. La respuesta fue negar la mayor, claro, pero ya empieza a sonar de otro modo el hecho mismo que se le formule la cuestión. Por cierto, no han aprendido, Teresa, lo que pasa es que ya no se atreven porque hay juntaletras que tenemos la manía de contarlo. Desde que hicieron la primera.