Puede que nos falle la memoria, pero casi estamos por asegurarles que en ese antiguo hotel Metropole, el hotel de los líos, no ha dejado de haber meneo desde que abandonara sus habitaciones la genial Agatha Christie. A Soria le pasaron cosas extraordinarias con sus jefes de prensa y de gabinete de la Alcaldía hasta que por allí apareció, en plan Harry El Sucio, un tal Larry Álvarez, el que hizo moder el polvo a tanto indisciplinado. Ahora vuelven a darse fenómenos posiblemente inscritos en el orden natural de las cosas. El hiperliderazgo del alcalde Saavedra en el grupo y su talento indiscutible parecen la clave para afirmar que nada pasa y que lo que pasa es lo que tiene que pasar para ajustar las tuercas del grupo del que se espera una gestión superior a lo acontecido en los últimos ocho años. Lo tienen realmente fácil si de lo que se trata es de superar a Luzardo y al Soria de su segundo mandato como alcalde. Pero este grupo de gobierno necesita cohesión para mejorar la gestión, y adivinamos que una mano invisible, entendemos que la de Saavedra, gestionará el nivel óptimo de cohesión, pero sin excesos en la cohesión, que todos los excesos son malos. A ver si nos entendemos.