Además de las presiones directas y descaradas, está el miedo al dictador. A lo largo de estos años hemos tenido que escuchar de la boca de muchos empresarios justificaciones ciertamente preocupantes en un Estado de Derecho. No hemos perdido la capacidad de asombrarnos y todavía nos escandaliza escuchar a empresarios decirnos que quieren poner su publicidad pero que ésta no aparezca en el medio para que “Soria no me quite los contratos que tengo”. O una frase que nos pareció verdaderamente alarmante, dicha por un bancario hace muy pocos meses: “Si aparece un anuncio mío en tu medio, al día siguiente me retiran los fondos del Cabildo”. El miedo es libre, pero lo ha sabido manejar de modo perverso el presidente del PP y su lugarteniente hasta límites que violan por completo las reglas del juego democrático. Y lleva ocurriendo así desde que gobiernan el señor Soria y sus acólitos.