Juan José Cardona, fiel y leal concejal de Urbanismo, trató de remediar como pudo el papelón que hizo su alcalde inaugurando un centro sin licencia de primera ocupación. Nos dijo que Soria no acude a las inauguraciones con los expedientes debajo del brazo y que inversiones como la de Riofisa hay que mimarlas y alentarlas. No le vamos a quitar la razón, pero más cierto debe ser que el concejal de Urbanismo sepa cómo andan los papeles de obra tan emblemática y, a continuación, advierta a su señorito. Algo debían intuir los de protocolo del acto inaugural, que a punto estuvieron de dejar fuera del área VIP al mismísimo concejal de Urbanismo, como les contamos en su día. Pero mucho más jacarandosa, como corresponde al personaje, estuvo la actuación de Luis Hernández, presidente de la Autoridad Portuaria, entidad que es socia del mamotreto: dijo este martes que estuvo a punto de cerrar el edificio el sábado por problemas de salubridad, es decir, por la peste que despedían los baños. Un motivo que a nadie se le había ocurrido esgrimir, para que vean ustedes.