La entrevista que le hicieron a Camps en Las Provincias, firmada por Ramón Palomar, es de las de incorporar a los manuales de periodismo para que los futuros plumillas eviten caer en la payasada fácil. El tal Palomar, que debe estar muy bien considerado en su periódico, montó la pieza como una crónica pretendidamente simpática que acabó siendo un sainete periodísticamente inservible. O, mejor dicho, extraordinariamente útil para el entrevistado, que salió del lance dando la vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo. Cuando el entrevistador decidió que ya debía preguntar por Gürtell, empleó algunos soliloquios para concluir que lo debía hacer por sus colegas de profesión y por sus lectores, pero podía habérselo ahorrado porque la pregunta era de ésas de dígame lo que quiera, que no voy a repreguntar: “¿Qué me cuenta usted del asunto Gürtell?” Y a frágil pregunta, grotesca respuesta: “Mira, prefiero no hablar de ese tema porque luego, diga lo que diga, todo se malinterpreta. Todo. Yo estoy tranquilo, créeme. Pero sí me gustaría que los valencianos tuviesen en cuenta lo siguiente y reflexionasen: el actual Gobierno central no puede permitir que la Comunidad Valenciana sea fuerte y que encima tenga un Gobierno del PP con un apoyo mayoritario de la población porque saben que eso les pasa factura y que, tarde o temprano, sin la Comunitat no pueden gobernar el país. Eso se les atraganta y van a emplear cualquier método para desgastarnos. Somos fuertes y por eso nos acosan. No soportan que ganemos con nuestro esfuerzo. Ellos lo han intentado todo para ganar y no lo logran”. O sea, que la trama de Gürtell es un invento de los malvados socialistas. Dos años esperando para esto.