Cualquiera que se lea el informe policial sobre las numerosas cuentas de José Manuel Soria y su esposa llega de inmediato a la conclusión de que lo que el presidente del PP canario llama diecisiete falsificaciones es tan sólo un error: atribuir al presidente una tarjeta de crédito de La Caja por la aparición de un borroso comprobante de datáfono que se prestaba a error. Pero ni siquiera con ese comprobante la Policía atribuía al vicepresidente ningún hecho punible, más allá de la detección de una tarjeta no declarada. Mejor haría Soria en no continuar aireando ese informe policial, tan estrechamente vinculado al caso salmón, donde cometió el delito (prescrito, según el fiscal) de cohecho impropio, al aceptar un viajecito en jet privado a invitación de un empresario al que benefició desde el Cabildo y desde el Parlamento de Canarias. Esa es la vertiente que les falta por acometer a los periodistas de TVE en Madrid una vez escuchan estas burradas, quizás porque no conocen suficientemente al personaje que tienen delante y su insultante capacidad para mentir y poner cara de niño aplicado.