El Universidad lleva dos meses sin poder pagar a sus jugadores, lo que puede dar una idea de cómo andarán los proveedores de la entidad, algunos de los cuales se persignan cuando se les pregunta por la cuestión. Los patrocinadores se retiran porque no ven futuro a la inversión publicitaria, y si la cosa se mantiene es gracias a algún empresario necesitado del calor que cree pueda darle algún alto cargo colegial si fuera o fuese menester. Los futbolistas, que en su mayoría se han comportado como auténticos mercenarios del balón, dedican gran parte de sus esfuerzos a buscarse la vida, ora con una denuncia contra la UD, ora enseñando a jugar a la pelota a equipos necesitados de buenos resultados. Su talante ha quedado demostrado en distintos lances, como aquellas tortas que repartieron durante un partido contra la Ponferradina por no saber perder. Ni ganar, que esa es otra.