Apoteosis Paquirrín. El alcalde de Mogán confirmó los peores presagios y, además de no dimitir en el pleno expresamente convocado a tal fin, dedicó al respetable una parte de su repertorio de soberbia y prepotencia rancias. Pero habló más de la cuenta, y le escucharon más de la cuenta, especialmente cuando preguntó de modo dialéctico sobre las represalias y el miedo que él creía que jamás había ordenado o infundido. La señora del cartel en el público le contestó rapidito: Sí, miedo yo. Usted me embargó mis cuentas, protesté en un pleno y me echó a la calle. Y Paquirrín se enroca pidiendo “respeto al pleno”, al acto institucional, y si no, a la calle. Silencio en el salón, de mayoría crítica al alcalde, pero sin gritos, con rabia reprimida. Con miedo. Aún.