Pretender que Paulino Rivero o Fernando Ríos, otra diana de sus insidias, sean los responsables de la situación económica de Radio El Día es bastante falaz y pendenciero. Las propias cuentas de la empresa de don Pepito lo dejan muy claro. En 2008 la mercantil perdió casi 478.000 euros, que pasaron a ser 575.000 en 2009 y casi llegan a los 600.000 en 2010, lo que encendería todas las alarmas en cualquier empresa que quiera permanecer en el mercado. Nada con esos números puede garantizar que poseyendo una frecuencia legal se pueda alcanzar el equilibrio contable, lo que convierte en descabellado culpar a nadie del cierre de la emisora, que ha acumulado estos últimos cuatro años dos millones de euros de pérdidas. Cada día se confirma de manera más clara que el cierre de Radio El Día tuvo más que ver con las pérdidas de su sociedad propietaria, vinculada a Editorial Leoncio Rodríguez, que a las elucubraciones de su abracadabrante propietario, don Pepito Esteban Rodríguez y Ramírez, Medalla de Oro de Tenerife y mantenedor perpetuo de diversos juegos florales en la isla. Pero la excusa resultó perfecta y don José se quitó de encima una veintena de trabajadores.